Nos reunimos regularmente como la iglesia alrededor de la palabra de Dios y dejamos que Su evangelio continúe limpiando nuestros corazones que se preguntan.

Cuanto más nos centramos en la obra terminada de Jesús y aprendemos del poder de Su Espíritu Santo dentro de nosotros, nos volvemos cada vez más como Jesús.

Debido a que hemos aprendido sobre el gran don que Dios nos ha dado en Jesús, somos participantes dispuestos y alegres en darle lo que tenemos de vuelta a Él, porque de ahí es de donde viene todo de todos modos

Al estar equipados con el mensaje del Evangelio y llenos de poder del Espíritu Santo, obedeceremos la orden de Jesús de "ir y hacer discípulos" por toda la Tierra, como lo amamos a Él y a los demás.